Nadie sabe hasta donde vamos a llegar, hasta donde nuestro cuerpo va a poder aguantar. Pero, si me regalaran 24 horas más las usaría para hacer cosas como sonreir sin miedo, dejar de pensar por un momento en lo que pueda pasar, correr y gritar al mundo que me alegro de estar aquí, donde estoy, como estoy, y con quién estoy. Las usaría para contarte que hay un mundo entero por descubrir y que no puedes conocer si te quedas parada, para enseñarte a ver más allá de tu interior y que entiendas lo que vales, y si lo sabes, ve y consigue lo que mereces. Las usaría también para abrirle los ojos a todos aquellos que los cerraron porque no supieron ver más allá de sus problemas, porque no quisieron afrontarlos por el miedo a que hay después; y te lo digo yo, después hay algo mucho más maravilloso. Las usaría para mostraros un mundo en el que no nos manejan como quieren, un mundo del que nosotros tenemos la llave, un mundo en el que la luz de un nuevo sol te alumbra y no se va a apagar jamás, a no ser que tú te dejes derribar. Y si aun tengo la suerte de que me sobre tan solo una hora de esas 24 que pedí, solo una hora... la usaría para... no sé para que la usaría. Yo ya he creado un mundo nuevo donde sonreir, yo ya dejé de pensar en el después y en las dudas del futuro y en el remordimiento del pasado, yo ya aprendí lo que os he intentado enseñar a vosotros pero... creo que la usaría para sentarme y ver la rabia de quién no pudo conmigo, y para reirme de ellos por haber desperdiciado su tiempo intentando tenerlo todo a base de engaños. Y mientras yo estaré tranquila de haber utilizado bien mis 24 horas, ellos estarán demasiado ocupados en intentar levantar su valor del suelo.
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